miércoles, 11 de abril de 2007


Desde lo alto de una colina, ves bajar un coche por las distintas curvas que se deslizan por ella.

Sabes que en ese coche va él y no podrás volver a subir con él.

Tu cuerpo se queda con los órgnanos en puño, los huesos fríos y la piel quebrada mientras tu mirada ve como se aleja el coche colina abajo.

Maldita sensación, porque nunca la podré quitar de mi memoria.

Mientras va llegando a la última curva, lo único que quieres es que el tiempo no pase, se pare.

Pero la sensatez de los colores del momento te dicen que está, es tú verdad.

Des de entonces solo creo poderme enamorar de los momemtos y no de los cuerpos.

Porque cada pequeña vez en que creo sentirlo los colores se vuelven sensatos.

Le he llamado noviofovia, locura transitoria, no hay un solo hombre en mi vida y le perdí.

Pero ahora he visto otro coche arriba de la colina.

Y no quiero volver a rendirme, a creer que ese no será mi coche, mi camino o mi viaje.

Esta vez quiero correr colina abajo, sin miedo a caerme o a no poder llegar.

Esta vez no quiero organos en puños, huesos fríos o pieles quebradas.

Quiero ser libre.

Quiero ser libre para que él, también sea libre.

Quiero ser valiente y seguir de frente.

Porque la sensatez de los colores también pudieron equivocarse igual que yo al no coger ese coche.

Y con la mayor insensatez de este nuevo coche voy a correr colina abajo.

Y aunque no logre cogerlo, mis organos no serán puños, ni mis huesos fríos, ni mi piel quebrada.

Porque esta vez lo abré intentado.

Y si me caigo colina abajo o no me da tiempo a llegar, este será entonces otro coche equivocado

Y los colores serán de nuevo los sensatos.

Pero yo seré libre de la maldita sensación ya tan descrita.

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